La base bolivariana de la sociología hostosiana

Bolívar y HostosBolívar y HostosJuan Mari Brás realiza un análisis detallado de la influencia del Libertador, Simón Bolívar, en la visión social de Eugenio María de Hostos, el Ciudadano de América.



Juan Mari BrásMe produce enorme satisfacción dirigirme a ustedes, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, para cumplir una parte fundamental de la propuesta que sometí al ser invitado por la presidencia de la Universidad de Puerto Rico para ocupar la Cátedra de Honor Eugenio María de Hostos durante el año académico 2006-2007. Estoy desarrollando una investigación sobre el tema “Hostos: Precursor de la Escuela Sociológica del Derecho en América.” Llamo Escuela Sociológica a una corriente en el estudio de la jurisprudencia que se basa en dar carácter vinculante de la mayor prioridad a la Ciencia Social, o Sociología, como prefería llamarla Hostos, en la formulación y desarrollo del Derecho. Esa idea la estrenó el preclaro maestro aquí en la República Dominicana, en una diversidad de obras escritas, y específicamente en sus cursos de Derecho Constitucional y de Sociología en el Instituto Profesional de Santo Domingo.

Dentro de ese tema general ofrecí la semana pasada una conferencia en la Universidad de la Habana titulada “La base americana de la sociología del Derecho en Hostos.” Señalaba allí que no ha sido suficientemente estudiado algo que sobresale entre las mayores contribuciones del sabio mayagüezano para el mejor entendimiento de las realidades latinoamericanas y caribeñas, así como a las transformaciones que éstas requieren; que es la Sociología, o estudio de las Sociedades como parte indispensable del orden natural del Universo, y por tanto base fundamental del Derecho como ramificación de ésta.

Ahora traemos aquí una especificación mayor del tema, que es la base Bolivariana de la Sociología Hostosiana.

Simón BolívarSimón BolívarBolívar fue un factor decisivo en la transformación filosófica que tuvo Hostos, de positivista en la versión española del Krausismo alemán a moralista Revolucionario que fue a mi entender, la definición constante del pensamiento Hostosiano a partir de su primera estadía en Puerto Plata desde 1875, hasta el final de su vida en 1903 en esta capital.

Hostos pasó sus primeros años juveniles en Bilbao y en Madrid, y en la capital española se incorporó a las campañas del liberalismo republicano de los años 1860 en la península. Acarició la ilusión de una gran confederación Hispánica que integraría, con igualdad de derechos, a los pueblos peninsulares, continentales, y antillanos dominados por la monarquía, al derrocarse ésta y proclamarse la república en España. Su desilusión fue traumática cuando sus compañeros de lucha, al triunfar la llamada Revolución Gloriosa de 1868, y alcanzar el poder, le negaron sus reclamos de plena libertad para Las Antillas.

Las AntillasLas AntillasEl ideal de la Confederación Antillana, manifestado inicialmente por Ramón Emeterio Betances y recogido, expandido y convertido por él en su idea dominante, fue el elemento precipitante del avance de Hostos del autonomismo al independentismo en las aspiraciones para sus Antillas: Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba, que para él fueron siempre, en conjunto, su patria, y del panhispanismo a la unión caribeña y latinoamericana en su concepción de la gran patria regional.

El mentor boricua que le dio la primera lección táctica al joven estudiante de Derecho fue Betances, a quien empezando por el propio Hostos, todas las generaciones posteriores del patriotismo puertorriqueño, hasta el presente, lo consideramos el Padre de la Patria. Esa lección fue en una carta en que el revolucionario caborrojeño le decía al reformador mayagüezano al comentar la primera obra literaria escrita por él mientras cursaba estudios en Madrid, que “Para hacer una tortilla hay que empezar por romper los huevos; tortilla sin huevos rotos y revolución sin revoltura no se dan”.

Cuando ocurre su decepción con la llamada Revolución Gloriosa en España y emprende la ruta revolucionaria a la cual dedica en sus diferentes aspectos, el resto de su vida, es que empieza a darse su creciente incursión en la sociología de nuestros pueblos americanos. Su comprensión de la base sociológica del Derecho en América la va adquiriendo en sus peregrinajes por el nuevo mundo.

Ramón Emeterio BetancesRamón Emeterio BetancesViaja a Nueva York, y de ahí sale a su primer viaje al Sur, que le lleva, entre 1870 y 1874, a Cartagena de Colombia, a Panamá, Lima, en el Perú, Chile, la Argentina, Río de Janeiro y Venezuela. En toda su trayectoria de varios años lo hacía mediante pasajes de segunda y hasta de tercera clase en los barcos, y se quedaba en modestos hoteles y casas de huéspedes, al alcance de su precaria economía personal, que solo se sustentaba con el producto de su labor periodística. Gabriel García Márquez, quien en alguna ocasión ha escrito que el reportaje es la fase superior “del mejor oficio del mundo”, que para él, como para mí es el periodismo, quizás no sepa que Eugenio María de Hostos es un precursor del reportaje en el periodismo latinoamericano. Reportajes fueron sus escritos sobre impresiones e intercambios relacionados a la situación de cada uno de los lugares que visitaba, bien fuera fugazmente, o por algún tiempo mayor, como fue el caso del Perú, Chile, Argentina, Venezuela y la República Dominicana. Esos reportajes son, vistos retrospectivamente, sus primeras incursiones en el conocimiento y divulgación de la sociología autóctonamente americana. También en ellos se fue montando la base de sus obras maestras: La Moral Social, las Lecciones de Derecho Constitucional y el Tratado de Sociología, así como el ensayo sobre el Hamlet de Shakespeare, considerado una crítica de primer orden sobre dicha obra. Para entender en toda su profundidad el significado de los reportajes sociológicos de Hostos hay que combinar las impresiones que escribe para distintos periódicos con el Diario, que es lo que guarda sus reflexiones mayores. Estos incluyen la autocrítica de sus actos u omisiones, algo que algunos envidiosos del genio hostosiano han usado para calificar a nuestro compatriota como un neurótico fracasado, porque no pueden distinguir entre el fracaso y la plena comprensión de los errores en que todo ser humano incurre. Sólo los que son capaces de reconocer sus equivocaciones en sus propias conciencias pueden convertir éstas en plataformas sólidas para impulsar el movimiento progresivo de sus luchas y vivencias.

De su primera parada en Cartagena, en un hotel barato, sacamos su primera impresión sobre Bolívar, un personaje histórico que se convertirá en mentor decisivo de su nueva visión del fenómeno social, político y jurídico de la América Nuestra. Vale la pena citar un breve pasaje de sus impresiones en este hotel de la ciudad caribeña colombiana. Hostos escribe lo siguiente:

“Al penetrar en la sala, lo único que me llamó la atención fue un retrato de Bolívar. Yo estuve contemplando en silencio mientras que íntimamente oraba por mis Antillas ante el gran padre de la independencia. Si después de una vida consagrada a ella, yo no logro servirle para nada, séanme aceptos ante el porvenir los votos que incesante, infatigablemente he hecho por ella, por cuantos bienes pensé que eran caminos para ella, por adquirir las virtudes y las fuerzas que Bolívar despegó en su vida heroica. Conseguir la independencia de las Antillas, ligar su porvenir al de una civilización más universal y mas virtuosa que las conocidas e imitar a Bolívar, único hombre de la historia que me ha parecido digno de una libre imitación…”

Mas adelante, en el mismo escrito, apunta:

“Al separar de él la vista, la fijé involuntariamente en otro. Era el retrato del primer Napoleón. Aquella proximidad de un héroe bueno y de un malvado, me produjo una tan viva indignación, que la expresé en palabras: ¿que es lo que hace aquí este miserable?”

“Pero si es el gran Napoleón - me dijo un desconocido que a la sazón entraba”.

“… El gran infame -le contesté seguidamente- ese retrato no es digno de estar cerca de aquel ni en parte alguna donde reside un colombiano. ¿Es usted colombiano?”

“… Sí señor, y soy el dueño del hotel.”

“… ¡Ah!”

Detengámonos, pues, en la gran cumbre del pensamiento y la acción en América que fue El Libertador Simón Bolívar. Su pensamiento superó, por mucho, a los más reconocidos pensadores europeos que sirvieron de base al constitucionalismo de la época moderna en Europa. Hostos así lo reconocía en sus “Lecciones de Derecho Constitucional” dictada en el Instituto Profesional de Santo Domingo en los primeros años de la década de los 1880. Decía en la Lección X, lo siguiente:

“Bolívar, a quien para ser mas brillante que todos los hombres de espada, antiguos y modernos, sólo faltó escenario más conocido; y a quien, para ser un organizador sólo faltó una sociedad más coherente, concibió una noción del poder publico más completa y mas exacta que todas las practicadas por los anglosajones de ambos mundos o propuestas por tratadistas latinos o germánicos. En su acariciado proyecto de constitución para Bolivia dividió el poder en cuatro ramas: las tres ya reconocidas por el derecho público y la electoral. En realidad, fue el único que completó a Montesquieu, pues agregó a la noción del filósofo político de Francia lo que efectivamente le faltaba.”

El vínculo afectivo que uniría a Hostos con el Libertador precedió -como ha sido el caso en tantas coincidencias racionales entre seres humanos- al de sus afinidades con los postulados Bolivarianos sobre la unidad latinoamericana y caribeña, así como en lo relativo a la igualdad y necesidad de convivencia armónica entre las diferentes etnias que componen la sociedad de Nuestra América, y otras interpretaciones sociológicas que Hostos elaboró y que tienen su origen en ideas del libertador.

Ese hecho lo vemos reflejado en un trabajo que escribió Hostos en Venezuela titulado “Lo que intentó Bolívar”. Cito del mismo un solo fragmento indicador de lo señalado:

“Si llega la hora en que los desatendidos de hoy podamos atender al deber halagüeño de hacer justicia a los buenos que sintieron con nosotros y a los magnánimos que se adelantaron a nosotros, los Antillanos esculpiremos en el granito perdurable de nuestras Antillas la idea que tenemos de Bolívar.”

“El hombre-legión fue el primero que interrumpió el sueño de nuestra vida colonial para redimirnos. El hombre-idea fue el primero en concebir la patria inmensa y el que en su cerebro ecuatorial nos hizo coeficiente de esa patria malograda. El hombre-humanidad fue el primero que, sin Cuba y sin Borinquen, declaró incompleto el continente y quiso abrasarnos en su fuego redentor e intentó abrazarnos con su brazo salvador; éramos para él pedazo de la humanidad que redimía.”

Carta de JamaicaCarta de JamaicaHostos se ha referido en las palabras citadas a las posiciones asumidas por el Libertador, quien a partir de su Famosa Carta de Jamaica, de 1815, incluyó en su programa libertador tanto a Cuba como a Puerto Rico y las otras Antillas. Sus palabras exactas son las siguientes: “Puerto Rico y Cuba son las que más tranquilamente poseen los españoles, porque están fuera del contacto con los independientes. Más ¿no son americanos esos insulares?, ¿no son vejados?, ¿no desean su bienestar?”

Más allá de la referencia específica a Cuba y a Puerto Rico como parte de su programa libertador, que para nosotros reviste la mayor importancia, es trascendental el hecho de que en este escrito, hecho por Bolívar en Kingston, en su segundo destierro, es que él expone sucintamente el alcance de sus empeños libertadores.

Bolívar fue quien comenzó en América a desarrollar la base filosófica de la unidad de todas las etnias que forjan la identidad que hoy conocemos como latinoamericana y caribeña. En su histórico mensaje al Congreso celebrado en la ciudad de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), el 15 de febrero de 1819, el Libertador trazó la siguiente pauta, no sólo estratégica sino de principios:

“Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia que puede ser de importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del Norte; que más bien es un compuesto de África y de América, que una emanación de la Europa; pues hasta la España misma deja de ser Europa por su sangre africana, sus instituciones, y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres diferentes en origen y en sangre, son extranjeros y todos difieren visiblemente en la epidermis. Esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia”.

“Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la constitución, intérprete de la Naturaleza, de una perfecta igualdad política. Aún cuando ésta igualdad no hubiera sido dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros consagrarla para corregir la diferencia que aparentemente existe,… la diversidad de origen requiere un pulso infinitamente firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta sociedad heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve con la más ligera alteración.”

Simón BolívarSimón BolívarAlgunos biógrafos y estudiosos de Bolívar, como fue el caso de Indalecio Liévano Aguirre (Bolívar, Caracas, 1988), han señalado que el discurso del Libertador en Angostura hizo de ese Congreso “ser el primero de los congresos del Nuevo Mundo ante el cual se presentaban soluciones auténticamente americanas para la organización de los nuevos estados.” (p. 247).

Hostos fue quizás el primer americano que recogió en una sistematización del mayor rigor esas ideas bolivarianas sobre el enfoque que debe darse al Derecho, y en particular al Derecho Constitucional, en la América Nuestra. Le siguieron, en esa línea revolucionaria del Derecho Americano, figuras posteriores en la historia, entre las cuales destaca por su suprema brillantez, José Martí, 15 años mas joven que Hostos.

Su concepto de la libertad, también de inspiración Bolivariana, lo expone así en sus Lecciones de Derecho Constitucional (Lección IX, pp. 35,37):

“La libertad, desde el punto de vista de la regularidad y armonía de la funciones sociales es un resultado de la aplicación del Derecho al régimen de cada uno de los componentes naturales de la sociedad…”

“La libertad no es una vaguedad ni una abstracción, como creen las sociedades que no la conocen o la conocen parcialmente; es para nuestra ciencia, el resultado preciso y matemático de la aplicación del Derecho a todos y cada uno de los órganos de la sociedad. Siendo esto, y no otra cosa, la libertad es la única fuerza que puede mantener unidos, armonizar y favorecer en su desarrollo, los organismos constituyentes de la sociedad. Por lo tanto, la libertad es el autor de la salud y actividad de las funciones del cuerpo social; por lo tanto ella es la verdadera autoridad, porque ella, resultante del Derecho, es el agente natural, la fuerza natural en cuya virtud se impone el orden.”

Bolívar es el precursor de la idea americana de la libertad que inspira a Hostos. En su primer discurso pronunciado en su patria venezolana el 4 de julio de 1811, dice así: Lo que queremos es que (la) unión sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de vuestra libertad, unirnos para reposar, y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad…. ¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas…. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos". (Citado en Francisco Pividal, Bolívar Pensamiento precursor del anti-imperialismo, MVR. Caracas, 2004, p 57).

Un principio sociológico que Hostos propone como premisa esencial de la libertad y del Derecho es el de la moral.

La Moral SocialLa Moral SocialEn su “Moral Social”, plantea que “hay un deber que abarca a todos los demás: es el deber de los deberes…”

“Es el deber de cumplir con todos los deberes, naturales individuales, en el seno de la familia, en el seno de la comunidad vecinal, en el seno de la pequeña patria, que es para cada hombre el hogar de su tribu o su nación, y que es para todos los hombres el regazo de la humanidad.” (Hostos, Moral Social, Serie Homenaje No.4, Sto. Domingo, 2003, p. 115- cap. XIX).

Podemos deducir que este principio, de tanta importancia en la Sociología del Derecho Hostosiana tiene su raíz directa en la idea Bolivariana de la moral. En su importante discurso al Congreso de Angostura, en 1819, el Libertador afirma lo siguiente:

“Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y la costumbres que la guerra y la tiranía nos han dado, me he sentido con la audacia de inventar un poder moral; sacados del fondo de la oscura antigüedad y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron algún tiempo la virtud entre los griegos y los romanos.”

Para cuidar de la moral pública, Bolívar propone en Angostura dos Cámaras: la Cámara Moral y la Cámara de Educación. (Raúl Valdés Vivó, Las Dos Vidas de Bolívar; Editorial, de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, pp. 380, 385).

En la Cámara Moral se efectuaría la censura de aquellas medidas legislativas o individuales de funcionarios que contravinieran la moral, descartándose la ley así tachada a la capacidad para ocupar empleos públicos de los funcionarios censurados por dicha cámara.

Esas ideas Bolivarianas y Hostosianas, no proceden de la Europa moderna. Son el acoplamiento americano del viejo Derecho Natural.

Juan Jacobo RousseauJuan Jacobo RousseauBolívar y posteriormente Hostos, como Martí, pudieron emplazar los problemas de América desde una óptica americana. Bolívar inicio sus estudios de la teoría política en la lectura del pensamiento de varios filósofos europeos, entre ellos de Juan Jacobo Rousseau, el brillante ginebrino que empezó a darle contenido a la Revolución Francesa. Ese estudio lo realizó bajo la tutela de su maestro Simón Rodríguez. Pero Bolívar no se quedó en Rousseau.

De ahí su gran creatividad que le llevó a ser Libertador de medio continente suramericano e inspirador de la revolución independentista antillana, tanto en Cuba como en Santo Domingo y en Puerto Rico.

Hostos, siguiendo la ruta bolivariana, echó a un lado sus mayores influencias europeas y buscó ese acoplamiento americano a la teoría política y jurídica. Dio un paso de avance en el orden académico, al plantear que el Derecho, como ciencia de la libertad, es parte integrante de una ciencia de mayor envergadura, que él llamó Sociología, porque es la que estudia en su conjunto todo lo relativo a la relación de nuestra especie con sus contornos sociales a todos los niveles. Y del estudio de la Sociología llega a su fundamental afiliación teórico-práctica, que es la moral revolucionaria.

José Luís Méndez, Catedrático de la Universidad de Puerto Rico y prologuista del tomo sobre el Tratado de Sociología de la Edición Critica de las Obras Completas de Hostos (San Juan, 1989), plantea en su prólogo el meollo de la definición mayor del pensamiento hostosiano en los siguientes términos:

“La sociología hostosiana colocó, sin embargo, al hombre en el centro de todas las realizaciones y afirmó la primacía de la razón, la perfectividad del ser humano y el valor fundamental de la dignidad moral del individuo. El optimismo racionalista de Hostos estaba, no obstante, mitigado por la precariedad de las instituciones políticas del capitalismo en América Latina. Por eso piensa que debajo de cada epidermis social late una barbarie. Por eso también se problematiza toda su influencia positivista y spenceriana y su sociología se sale considerablemente de lo positivo para desenvolverse en el orden moral y en el plano del deber ser.”

En este plano el sociólogo se transforma en moralista y dedica todo su esfuerzo a dejar sentados los parámetros de una nueva Moral Social. Este tema del pensamiento hostosiano es simultáneamente el fruto de un optimismo racionalista y de una profunda decepción política, producto de una creciente conciencia antiimperialista. Este sentimiento está claramente retratado en las primeras páginas de “La Moral Social”, donde Hostos fustiga al darwinismo social de los Estados Unidos y de las potencias colonialistas europeas en los siguientes términos: “Debajo de cada epidermis social late una barbarie. Así, por ese contraste entre el progreso material y el desarrollo moral es como han podido renovarse en Europa y América las vergüenzas de las guerras de conquista, la desvergüenza de la primacía de la fuerza sobre el derecho, el bochorno de la idolatría del crimen coronado y omnipotente durante veinte años mortales en el corazón de Europa y la impudicia del endiosamiento de la fuerza bruta en el cerebro del continente pensador.”

Gregorio LuperónGregorio LuperónLas convergencias en pensamiento y acción entre Bolívar y Hostos son impresionantes. Más aún, si visualizamos el proceso de transformación filosófica e ideológica que se dio en cada uno de ellos. Estos fueron impulsados por cambios en el escenario de la vida que se determinaron por circunstancias particulares de ambos.

A Bolívar su temprana viudez, el regreso a Europa por la desolación que le produjo la pérdida de su joven esposa y el re-encuentro con su primer tutor de la adolescencia Simón Rodríguez, un hombre de ideas muy avanzadas para su época, le condujeron al juramento en el Monte Sacro de Roma, en el que comprometió el resto de su vida, a los treinta años, a la causa de la independencia de Venezuela y la unión y libertad de la América nuestra. Ahí comenzó su desafío sin límites a todos los obstáculos y la épica de mayor trascendencia en la historia del Nuevo Mundo.

Hostos, con la transformación filosófica e ideológica que le produce el largo tránsito en su primer viaje al Sur, y su incursión en la vida y épica de los Libertadores, le traen a Puerto Plata, en esta República Dominicana, y allí se re-encuentra con Betances y se junta con Gregorio Luperón para planear una estrategia de unidad antillana a favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico y de la liberación completa de Santo Domingo, todo ello, en evitación de la anexión a Estados Unidos de las Antillas Mayores.

Juan Antonio CorretjerJuan Antonio CorretjerJuan Antonio Corretjer, patriota y poeta nacional puertorriqueño del siglo XX, en su libro "Futuro sin falla" (Guaynabo, abril de 1961), llama a Hostos “el más grande ideólogo de antillana, su profeta más lúcido”. Señalaba que “Américo Lugo testimonia que en su gran crisis del siglo XIX, el esclarecimiento hecho por Hostos salvó la República Dominicana de la anexión yanki.” (p. 37)

Corretjer añade: “El puertorriqueño de más pensamiento que a la fecha haya nacido, era también un gran amoroso. Reparte su corazón entre las islas. Ni ve la independencia, ya lograda de Santo Domingo como meta final de su pueblo ni la por lograrse de las otras Antillas para estos. La que puede ser una gran nacionalidad no es la República Dominicana que conocemos, advierte. La República puede progresar hasta el punto de organizar todas sus fuerzas utilizándolas en su propia civilización… Cuba… Puerto Rico podrán también llegar a ser naciones considerables. Pero tales realizaciones, dignas en sí, le parecen mezquinas e indignas del destino antillano. Pues ninguna de ellas podrá, señala, llegar aislada lo que sólo juntas pueden llegar todas.” (p. 38, Corretjer, Op. Cit.)

“Por eso, y por mil razones, las Antillas no pueden ser anexadas a los Estados Unidos: las Antillas no pueden ser sino estados independientes; deben forzosamente unirse en una confederación… A eso se irá, asegura, a eso habrá de irse por la lógica de las cosas, y el día en que a eso llegue la sociedad, las Antillas formarán en los tiempos venideros una nacionalidad de un carácter semejante, y tan poderosa y tan prepotente y tan viva, y tan insinuante en la civilización universal como aquella sociedad helénica que, en la cuna de las sociedades europeas, ocupó en el mundo antiguo una posición geográfica y comercial que en el mundo moderno no tienen más que las Antillas.” (p. 40)

Máximo GómezMáximo GómezEsta propuesta de unidad y confederación antillana de Hostos tiene su fundamento esencial en la lucha solidaria de nuestros pueblos por la independencia, en la que sobresalieron Máximo Gómez, Martí y Maceo, en Cuba; Luperón, Federico Henríquez y Carvajal y el mismo Máximo Gómez, en Santo Domingo; y Betances, Hostos y Rius Rivera, en Puerto Rico. Todos tuvieron en común, entre muchas virtudes, la de haber sido antillanistas. Y la fuente inspiradora de sus espíritus unitarios fue el gran Libertador Simón Bolívar, que nunca pensó en los términos mezquinos del nacionalismo aldeano, y abrió el cauce más amplio al internacionalismo latino-americano y caribeño por el cual apenas empiezan a transitar en perspectiva histórica, con paso firme, los pueblos latinoamericanos del siglo XXI.

Para traducir a las realidades de hoy las ideas antillanistas del siglo XIX, de raíz Bolivariana, será preciso ampliar el concepto para pasar del antillanismo a la caribeñización de nuestras aspiraciones unitarias.

Los puertorriqueños estamos a la zaga de estos procesos. No es nuestro pueblo responsable de ese atraso en el rumbo descolonizador. Es que nos ha tocado el reto de luchar dentro del territorio bajo dominación colonial más importante, en todos los sentidos, del imperio más poderoso de nuestra época. Sabemos, sin embargo, que no ha habido en la historia, ni habrá jamás, imperios eternos en el mundo. El reto que tenemos lo hemos enfrentado en una lucha continua, incesante, a lo largo de cinco siglos.

La sociología hostosiana, de origen bolivariano, ha sido base firme de nuestro entendimiento de la sociedad. Para contribuir modestamente a la comprensión del reto que enfrentamos, en ejercicio de la cátedra de honor Eugenio María de Hostos que se me ha encomendado este año, he comenzado mis intercambios universitarios en la Universidad de La Habana y hoy en esta Universidad Primada de América en Santo Domingo. Próximamente culminaré la gira antillana en la Universidad de Puerto Rico. En ella analizaré los esfuerzos de mi admirado compueblano y maestro realizados al momento Pedro Albizu CamposPedro Albizu Camposde la invasión de Estados Unidos a nuestra Madre Isla, con la fundación y Programa de la Liga de Patriotas Puertorriqueños. En ella se resumen propuestas y rutas tácticas y estratégicas que todavía tienen plena vigencia, para ir sacando a Borinquen de la dominación colonial, la dependencia y, la descomposición social que éstas prohíjan.

Al agradecer la oportunidad que ustedes me han ofrecido de exponer aquí ideas que tuvieron su origen precisamente en esta hermosa tierra quisqueyana, les reitero el compromiso boricua con la admonición Albizuísta a la que consagró su vida el dirigente nacionalista del siglo XX puertorriqueño: “Para quitarnos la patria, primero tienen que quitarnos la vida.”


Ponencia: “La Base Bolivariana de la Sociología Hostosiana”, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el 1º de marzo de 2007, por Juan Mari Brás, catedrático de Honor Hostos 2006-2007 Universidad de Puerto Rico.