El pediatra de Mayagüez

Dr. Jaime ViqueiraSalvo por el periodo en el que se fue a estudiar a San Juan, Mayagüez siempre ha sido la casa del Dr. Jaime Viqueira Mariani. Sus padres llegaron a allí desde Yauco para quedarse. Y la historia de su familia se remonta a los tiempos de las grandes haciendas cafetaleras, de mil 600 cuerdas para ser exactos. La Hacienda Santa Clara –que era propiedad de sus abuelos paternos- que fue, según el doctor, el lugar donde pernoctaron los americanos cuando invadieron en 1898.

El doctor Viqueira cuenta los detalles que sabe sobre la venida a menos de ese imperio cafetalero que enviaba su producto al Vaticano. Pero la historia de la familia no termina por la adquisición de los terrenos de parte de “una de esas Sugar Companies”, como explica el pediatra. Su madre y su padre, ya ubicados en Mayagüez, tienen cuatro hijos, él es el menor y el único varón.

“Una de mis hermanas era una gran bailarina de ballet clásico se decía que sería la próxima Alicia Alonso”, dice mientras se toma una cervecita mayagüezana en El Cacique, una cafetería en Mayagüez Pueblo donde todos parecen conocerlo y lo llaman por su apellido: la dueña, la doctora sentada en la próxima mesa y la muchacha que atiende la mesa.

Otra de sus hermanas, Ileana Viqueira, es en la isla, una de las máximas autoridades en El Quijote. El doctor Jaime Viqueira es pediatra y toca el acordeón. Ha atendido ya a varias generaciones de mayagüezanos. Y tiene al menos una producción musical a su haber. El disco, Vieja Hacienda Santa Clara, incluye temas para niños como Morusa Boricua, una oda a las niñas despeinadas.

Disco del Dr. Jaime Viqueira“Me aproveché de tener un yerno músico (Roy Brown) y cogí pon ahí”, dice sobre el disco que contiene 14 temas cantados por el trovador Sammy Cotto.

Cuando no había una sala neonatal en todo el oeste Viqueira se echó al hombro la tarea de darle cuidado de primera a los recién nacidos mayagüezanos. “Cuando tenía un bebé que atender me tenía que quedar 24/7 porque no había nadie más que supiera cómo hacerlo”, dice sobre los primeros años a su regreso a Mayagüez después de ausentarse para estudiar en la Escuela de Medicina Tropical cuando estaba en Puerta de Tierra.

De allí pasó al Hospital Universitario donde aprendió las técnicas más modernas de atención a recién nacidos. “En más de 25 ocasiones tuve que montarme en un helicóptero con un bebé para el Centro Médico”, dice.

Cuenta con particular detenimiento el caso de un bebé que pensó haber salvado tras diez días de cuidados intensivos, día y noche con el recién nacido, y lo perdió. Aunque han pasado varias décadas no se repone del todo: “Cuando veo a la mamá por ahí se me hace un taco”.

Desarrolló la Clínica Yagüez, lo que llaman un “freestanding emergency room” donde se estabiliza la crisis y no se hospitaliza al paciente reportando una disminución de 98% de las hospitalizaciones. Veinte años más tarde salió de allí para el Hospital San Antonio fundado por el Dr. Ramón Emeterio Betances en 1865.

El Dr. Viqueira nació un ocho de abril, igual que Betances. La vena del independentismo le viene, además de esa coincidencia, por el lado materno. “En mi familia hay las dos vertientes, mi papá estadista y mi mamá era independentista”, dice. “Poco a poco ha habido un resurgir de empezar a conocer nuestros valores y nuestra historia. Lo veo a la vuelta de la esquina”, dice sobre la independencia.

Mientras tanto, el pediatra se ha dedicado a mejorar las condiciones de vida de los niños mayagüezanos y de su gremio. Es uno de los artífices de una cooperativa que agrupa a muchos de los pediatras del país. “Por primera vez una aseguradora accedió a sentarse a negociar”, dice sobre reuniones recientes con MCS.

Estos asuntos no son nuevos para el galeno -padre de la tenista y portadora de la antorcha olímpica en los pasados XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe, Emily Viqueira- que hace unos años se enfrascó en una larga batalla con la aseguradora más poderosa del país. “El cooperativismo te permite unirte como grupo y hacer gestiones a favor de ese grupo”, concluye.