La historia de nuestras controversias energéticas - 2

 La historia de nuestras controversias energéticasEn una columna anterior, dedicada a la propuesta para construir la planta carbonera Cogentrix-Endesa a finales de los ochenta y principios de los noventa, afirmé la necesidad de examinar aquel proceso, en términos de la disputa entre varios actantes para definir y determinar el futuro de aquella propuesta energética. Dediqué la citada columna a aquellos actantes que favorecieron la construcción de la cogeneradora, los que llamé carboneros. En esta ocasión me concentraré en aquellos actantes que rechazaron la construcción de la misma. En una tercera columna discutiré la posición del Estado Libre Asociado.

Los ambientalistas desempeñaron un papel protagónico entre aquellos grupos que resistieron la construcción de la planta carbonera, proveyendo liderazgo, organización y una comunicación eficaz de las consecuencias adversas de aquella planta para el ambiente y la sociedad. Más de veinticuatro organizaciones ambientalistas, entre ellas Mayagüezanos por la Salud y el Ambiente y Misión Industrial, se opusieron a la construcción de la misma. A los ambientalistas se les unieron diversos grupos y organizaciones: la Unión de Trabajadores de las Industrias Eléctricas y de Riesgo (UTIER), el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), El Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), algunos afiliados y líderes del Partido Nuevo Progresista (PNP) y del Partido Popular Democrático (PPD), algunas administraciones municipales como la de Cabo Rojo, la Cámara de Comercio de Mayagüez y la Asociación de Médicos de Puerto Rico.

Estos grupos se opusieron a la construcción de la cogeneradora propuesta por Cogentrix-Endesa por varias razones. Para empezar, los opositores alegaron, con mucho éxito, que la planta carbonera tendría consecuencias adversas para el ambiente, efectos listados en la figura 1. Les preocupaba también su efecto sobre la vista panorámica de la bahía y sobre el valor recreacional de los bosques cercanos. Los opositores también mostraron preocupación por los efectos que la planta tendría sobre los recursos históricos y culturales de Mayagüez.

La historia de nuestras controversias energéticasEn adición, los actantes opuestos a la planta alegaron, también con éxito, que la cogeneradora tendría efectos adversos sobre la salud humana, incluyendo un aumento en los casos de asma, fatiga, alergias, irritación bronquial, enfermedades cardiacas, bronquitis, cáncer, y conjuntivitis.

Además, los opositores afirmaron que la construcción de la planta tendría efectos negativos sobre el comercio local, particularmente sobre los bienes raíces, la industria agrícola, la industria pesquera, el comercio, el turismo, y el sector de las recreaciones.

Los opositores también rechazaron la planta carbonera porque esta había sido aprobada por el Estado sin la debida participación ciudadana. Argumentaron que el gobierno había apoyado la construcción de la planta sin la debida celebración de vistas públicas. Los opositores reclamaron y lograron que se celebraran vistas públicas y demandaron que estas se realizaran en español para garantizar la mayor participación de los ciudadanos, muchos de los cuales no hablaban inglés. También cuestionaron las exenciones contributivas garantizadas a Cogentrix-Endesa mediante las ya desaparecidas 936.

Los opositores de la cogeneradora también cuestionaron de forma eficaz la validez científica de varios aspectos de la declaración de impacto ambiental presentada por Cogentrix-Endesa. Levantaron serias dudas sobre los métodos y diseños de investigación usados, además de disputar sus mediciones, la selección de muestras, y los modelos utilizados. Debatieron los estudios referentes a las corrientes de viento, la liberación de toxinas y contaminantes, los estudios sobre la conducta de las especies del lugar, los estudios de tránsito vehicular, y hasta los estudios de ruido. También cuestionaron el uso de carbón como fuente de energía e identificaron varias limitaciones de las tecnológicas que constituían la planta carbonera. La figura 2 lista esas limitaciones de las tecnologías envueltas.

 La oposición no solo resistió la construcción de la planta carbonera sino que además propuso alternativas concretas, políticas energéticas fundamentadas en la protección del ambiente, la conservación de energía, el uso de fuentes renovables de energía, y el desarrollo sustentable. Fue precisamente todo eso lo que inspiró la propuesta energética del Frente Unido Ambiental (FUA), una coalición de más de 20 organizaciones ambientales. FUA propuso políticas energéticas fundamentadas en esos principios. Conjuntamente propuso políticas energéticas que garantizaran la participación de las comunidades y ciudadanos en su desarrollo e implementación. El frente propuso la creación de programas educativos que favorecieran la conservación y el uso eficiente de energía. No solo propuso el uso de fuentes renovables de energía sino que destacó la necesidad de contribuir al crecimiento de empresas locales que desarrollaran y comerciaran tecnologías energéticas eco-amigables. FUA reafirmó la necesidad de que Puerto Rico redujera su dependencia del petróleo pero no mediante el uso de carbón y otras fuentes de alta intensidad energética. El frente también propuso el fortalecimiento de la Oficina de Energía de Puerto Rico, encargada de agrupar y consolidar los esfuerzos de los diversos constituyentes o stakeholders ligados a los asuntos energéticos del país. FUA también propuso incrementar y proveer recursos para las investigaciones sobre las fuentes de energía y tecnologías energéticas mas apropiadas para el país. Finalmente, FUA propuso el adiestramiento y contratación de personal especializado en la conservación y fuentes renovables de energía.

La propuesta de FUA iba dirigida a que la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) adoptara y promoviera como práctica y política la conservación de energía y el uso más eficiente de la misma. El FUA afirmaba que mediante programas de conservación la agencia gubernamental podía producir 300 MW adicionales, lo mismo que produciría la planta carbonera de ser construida. FUA fue más lejos y alegó que con el uso más eficiente de sus recursos la AEE podía inclusive generar 400 MWs adicionales. Algunas de sus propuestas afines a esas metas incluían la re-examinación del tiempo de uso energético; el impulso a la cogeneración en industrias existentes y el uso de tecnologías existentes basadas en fuentes renovables. Proponía además medidas como incentivos tributarios a individuos y empresas, diversas ayudas para el financiamiento de tecnologías de uso energético eficiente; el desarrollo de códigos legales para esas tecnologías; impuestos a tecnologías de baja eficiencia; mas regulaciones ambientales; y fondos para la investigación. La propuesta de FUA coincidía con las políticas que adoptaría el Comité de Cogeneración y Generación de Energía del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en 1993. La creación de ese comité por la recién estrenada administración de Pedro Rosselló respondía, entre otras cosas a la lucha contra la planta carbonera Cogentrix-Endesa. Las propuestas del comité informaron la orden ejecutiva 1993-57 del Gobernador Pedro Rosselló y que estableció la política pública energética del país, vigente hoy.

La historia de nuestras controversias energéticas Los opositores a la planta carbonera alertaron a los puertorriqueños sobre las limitaciones y consecuencias del uso del carbón como fuente de energía y sobre las limitaciones de la tecnología propuesta para su uso. Estos decodificaron exitosa y eficazmente la visión desarrollista y los modelos dominantes en el manejo de asuntos energéticos en el país. Produjeron una visión alternativa fundamentada en la protección ambiental, la conservación de energía, el uso de fuentes renovables de energía y el desarrollo sustentable. El desarrollismo imperante de la época fue entonces retado en varios aspectos. Los opositores retaron la toma de decisiones tradicionales, aquellos modelos gubernamentales que excluían a los ciudadanos de la toma de decisiones sobre asuntos energéticos. Con ello también cuestionaron la coalición de los interese financieros, corporativos y gubernamentales que dominaba la toma de decisiones.

Los grupos contrarios a los carboneros retaron además la tendencia desarrollista a favorecer los intereses económicos de empresas foráneas, reclamando esfuerzos a favor de la industria local en el sector energético. La oposición cuestionó además la tendencia desarrollista a favorecer el uso de fuentes de alta intensidad energética así como las tecnologías ligadas a su explotación. Para ellos la selección de fuentes y tecnologías debía responder a consideraciones sociales y ambientales y no solo a consideraciones económicas. Finalmente, la oposición retó la visión funcionalista, racionalista y de-contextualizada de la tecnología, una visión típica de los desarrollistas. Confirmaron que las tecnologías no son independientes de su contexto, que se diseñan, se construyen, se difunden, se adoptan y se adaptan en contextos históricos, sociales, culturales, políticos y económicos específicos. Finalmente, los opositores, dado sus preocupaciones por la salud humana y por los asuntos económicos y sociales, introdujeron a la luchas ambientales, consideraciones de justicia ambiental.

Plantee en la columna anterior que el acogimiento o rechazo de una tecnología estriba en las relaciones entre los actantes, relaciones indudablemente de poder. Las decisiones tecnológicas son producto de conflictos, negociaciones, y compromisos entre diversos actantes sociales, siendo parte de su repertorio de estrategias la representación de la tecnología. Los opositores a la planta carbonera, en parte mediante su significación y/o representación de la misma como dañina a la salud y el ambiente salieron triunfadores de aquel conflicto, impidiendo la construcción de la misma.

Para concluir, los carboneros significaron o representaron la cogeneradora de Cogentrix-Endesa en términos de los requerimientos energéticos del país, los beneficios económicos para Puerto Rico y la AEE y los beneficios de la privatización. Al hacerlo produjeron un corpus de conocimiento mediante el cual instituyeron lo que consideraban una necesidad apremiante: la construcción de la cogeneradora de energía basada en el uso del carbón. Pero estos actantes se vieron obligados a enfrentar diversos grupos opositores, contra-carboneros que no solo rechazaron la necesidad de aquella cogeneradora de energía sino que además iniciaron un movimiento que eventualmente evitaría la construcción de la planta carbonera. Su significación de la planta será el objeto de una segunda columna sobre el tema.

 

Vea aquí la primera parte de este artículo

 

Publicado en: 80grados.net