La revista de arte, documento revelador: junio 1969-septiembre 1971

Dr. Stuart RamosEsta es la continuación del artículo "Mayagüez 1966-1971: Edad de Oro de las Artes Plásticas en Puerto Rico", previamente publicado en nuestro portal y que puede leerse aquí.

La revista de arte surge después de dos años de crear las condiciones necesarias para que el programa de arte despegara con éxito. Ángel Crespo y Gómez Bedate se hacen cargo del contenido con la asistencia de producción de Stuart Ramos. José María Iglesias la “confeccionaba” y se imprimía en Madrid. No hubo tema de su tiempo que no se tratara a fondo y fue ilustrado con numerosas fotografías.

En la portada del primer número, el de junio de 1969, aparece un boceto de la escultura Yagüez de Rafael Ferrer que todavía hoy se encuentra en el recinto. Ramos recuerda que almorzando con Rafael y otros, Ferrer llega a ese diseño doblando un sorbeto sobre el mantel. “Construirla ya no fue tan fácil pero se logró un diálogo muy interesante artista-ingeniero para poder convertirla en realidad y que resistiera vientos huracanados.” Sus ideas sobre la nueva escultura aparecen en un ensayo en inglés de su autoría. (Igualmente se construyeron otras de Ferrer y de Julio Plaza)

Dr. Stuart RamosLa revista también da cuenta del proyecto más ambicioso de todos: la Exposición Internacional de Dibujo la cual incluyó obra de artistas de cuatro continentes en colaboración con famosas galerías de New York: Leo Castelli, Marlborough, Betty Parson, Madrid: Juana Mordó, Barcelona: René Metras, Frankfurt: Frankfurter Kustkabinett, Munich, Amsterdam, Milán, Roma, Montevideo, entre muchas otras. Tuvo colaboradores como Umbro Apollonio, famoso historiador de arte y archivero general de la Bienal de Venecia, Edward Fry y Germano Celant, curadores del Guggenheim Museum de N.Y.C., Ivan Karp, crítico y galerista y Ketty Rodríguez de la Casa del Arte en San Juan. Llegaron obras de artistas de Colombia, Ecuador, Chile, Indonesia, África del Sur, Cuba, Costa Rica, Gran Bretaña, Francia, Argentina, Bélgica e Italia.

Según la revista, la exposición se inauguró al mismo tiempo que la nueva sala de Arte, el 20 de septiembre de 1968. En la presentación de la misma Arrarás la calificó como “una de las más importantes colecciones de dibujo que podrían organizarse en la actualidad”.

Incluye fotos de dibujos de Robert Rauschenberg, Morris y Mangold, Jasper Johns, Wols, Hans Hartung, Phillip Guston, Antoni Tapies, Frank Stella, Roy Lichtenstein, Palazuelo, Antonio Saura, Karel Appel, Lucio Fontana y Picasso. También había obras de Antonio Seguí, Roberto Matta, Eva Hesse, Larry Rivers, Canogar, Gordillo, Millares y muchos otros. Puertorriqueños estaban: Bourasseau, Carrero, Cajigas, Rafael Ferrer, Hernández Cruz, Carlos Irizarry, Domingo López y Rosado del Valle.

El editorialista asevera que “Todos los movimientos importantes del período que se inicia con la posguerra estuvieron representados en esta muestra: desde los rebeldes y renovadores del grupo norte-europeo Cobra, el Arte nuclear italiano, el movimiento barcelonés Dau al Set, el grupo madrileño El Paso y el espacialismo italiano, hasta la eclosión y desarrollo del informalismo, con las nuevas caligrafías, el tachismo, el action painting, sin que faltasen el expresionismo icónico, el pop art, las tendencias ópticas, las cibernéticas, el minimal art, la crónica de la realidad, el nuevo realismo y el arte povera además de las tendencias estructurales y otras que todavía se están definiendo.”

Mucha impresión causó también una exposición de cerámica, grabados y carteles originales de Pablo Picasso. Esta fue en concertación con The American Federation of Arts. Stuart Ramos cuenta que “la universidad suscribió este acuerdo para recibir exposiciones itinerantes ya montadas por dicha organización, por unos diez mil dólares al año. En Mayagüez muchas personas compraron obras originales de Picasso por 60 u 80 dólares, ya que se podían comprar obras en ese tipo de exposiciones.”

Dr. Stuart RamosLa revista #3, de diciembre de 1969, documenta un happening llevado a cabo por Robert Morris y Rafael Ferrer en el campus de Mayagüez en el que participaron estudiantes durante varias etapas de todo el proceso.

En la revista #5, de junio de 1970, vemos la obra que presentó el puertorriqueño Domingo López, quien diseñó y construyó con ayuda de los trabajadores de la planta térmica del recinto y en la carpintería de planta física, una instalación de asfalto, madera y aluminio, de dos formas geométricas especialmente diseñadas para la Sala de Arte.

Uno de los artistas norteamericanos más emblemáticos, Roy Lichtenstein, expuso en abril de 1970. Crespo publica un ensayo muy riguroso sobre el tema del arte pop.

En la revista #6, sept. 1970, aparece una traducción de Pilar Gómez Bedate de dos de los escritos sobre arte que acababan de ser publicados en 1968 en Copenhagen, del más representativo de los artistas rusos, Kasimir Malevich. En la revista #8, de marzo de 1971, Crespo traduce una conferencia de varias que ofreció, sobre el arte italiano de 1945-65, Umbro Apollonio, quien se encontraba de visita en febrero de 1971.

Reconocidos artistas extranjeros que expusieron individualmente en el recinto, además de los ya mencionados, fueron el español Ángel Ferrant, el italiano Lucio Fontana, razón por la cual aparecieron sendos estudios de sus obras por Iglesias y Crespo respectivamente. De París trajeron ochenta dibujos y estampas del argentino Antonio Seguí quien residía y trabajaba allá. Y en colaboración con la galería RG de Curazao, Antillas Holandesas, presentaron una exposición sobre el grabado holandés contemporáneo tan numerosa que tuvieron que exponerlos en dos partes.

Notamos que pocas mujeres expusieron en la Sala de Arte del RUM. Ninguna puertorriqueña. En febrero de 1970 expuso Regina Silveira y en septiembre la artista chilena residente en Puerto Rico, Isabel Sotomayor.

En cuanto a reseñas: Crespo asistió y reseñó la trigésimo quinta Bienal de Venecia (1970) que como él mismo dice representó un nuevo ciclo. Hay otra sobre el arte del happening y el land-art en Checoslovaquia por Peter Stembera, y sobre la temporada de arte de la Costa Azul. Nina Bremer publicó varias veces una sección llamada The New York Art Scene, informando en inglés desde la ciudad de Nueva York lo que ocurría en museos, galerías y hasta una entrevista imaginaria con Marcel Duchamp. Y Walmir Ayala cuenta del boicot nacional contra la X Bienal de Sao Paulo (1969).

Una reseña que llama la atención es la llamada Las galerías “piloto”, panorama del arte de vanguardia. Escrita por Iván Avena, que trata sobre el tercer salón internacional de estas galerías llevado a cabo en Suiza y al cual asistió. El primer salón fue en 1963 en Lausanne y tenía por finalidad reunir periódicamente algunas galerías especializadas en la promoción de artistas de vanguardia. Parece haber sido idea suiza lo de las ferias de arte y por ello fueron pioneros de esa forma de promoción, controvertible, de las galerías privadas. La reseña cubre galerías desde Nueva York, Toronto, Amberes y Paris, hasta Liubliana y Kyoto.

Ensayos que aparecieron en diferentes ediciones fueron: varios sobre sociología del arte y sociedad de masas por Baldomero Cores Trasmonte, Architecture as Communication por Karen Zahle, La pintura española del siglo XX de José María Iglesias, The future as crisis por Barbara Rose, Pintura popular sueca por Svante Svärdström, El libro como arte por Germano Celant (en italiano) y La escuela de Niza por Iván Avena, entre otros.

El último número señala un cambio. Ya desde antes el lector se percata de que la universidad dejó de adquirir obras y hay menos exposiciones o invitados de aquí o del exterior. Septiembre de 1971 es la fecha de publicación del último número; marca el final de la revista y el programa de arte. “Arrarás renunció y se fue a hacer otras cosas” indica Ramos.

Sin las revistas no quedaría constancia clara de la edad dorada. En la colección de la revista de Stuart Ramos que hemos utilizado para escribir este artículo falta la núm. 4. Ojalá alguien la guarde al igual que éstas que tenemos la suerte de tener a la mano y sean conservadas como el documento histórico que son, cuando nos falle la memoria... y la esperanza.