Réplica a las conjeturas de la Academia Puertorriqueña de la Historia

Réplica a las conjeturas de la Academia Puertorriqueña de la HistoriaEl día en que se conmemora el descubrimiento de Puerto Rico presentamos, como una primicia, la réplica inédita hasta este momento, del Historiador Oficial de Mayagüez, Licenciado Federico Cedó Alzamora, a las afirmaciones realizadas en su momento por la Academia Puertorriqueña de la Historia sobre ese hecho histórico.

La Academia Puertorriqueña de la Historia dio finalmente a la luz pública, en 1999, en el número de su propia revista correspondiente al 1 de enero de 1998, una opinión emitida en 1995 por tres de sus miembros, sobre el lugar donde ellos suponen que ocurrió lo que popularmente se entiende como el “descubrimiento” de Puerto Rico, que en realidad se refiere al lugar donde quizás fondeó la real armada descubridora de Castilla al mando del Almirante y Virrey de las Indias, don Cristóbal Colón. Esa opinión, aparte de estar basada únicamente en una vieja y muy manida conjetura que fuera desmentida hasta por su propio autor, y en unas pocas y muy deslustradas presunciones que lucen desoladoramente repetitivas y convencionales, por lo limitadas y poco imaginativas, carece de evidencia alguna que la fundamente y hace, selectiva y acomodaticiamente, caso omiso de toda la que podría tender a contradecirla, que es mucha.

El “Informe” que recoge esa opinión surge de un análisis que luce interesadamente incompleto y que realmente no aporta nada nuevo, o sea, nada que no se supiese antes, ningún dato original, ninguna interpretación nueva de los hechos o siquiera, que es lo menos que se hubiese podido esperar, alguna novedosa o ingeniosa conjetura y, de la nada, salta a conclusiones que, por eso mismo, carecen de fundamento alguno.

Esta réplica tiene el limitado alcance de toda contestación, pues no va dirigida únicamente a probar o dejar concluyentemente establecido, y sin lugar a dudas, dónde tuvo lugar verdaderamente el fondeo de la real armada descubridora de Castilla al mando del Gran Almirante, lo cual ha de ser necesariamente objeto de un trabajo de mayor extensión, profundidad y envergadura. Su propósito es más bien el de apuntar a la insustancialidad e improcedencia de los argumentos a los cuales recurrió la Academia y a señalar la notorias y lesivas omisiones que deslucen y desmerecen esos argumentos. Estas hacen evidente que la secular controversia en torno al Descubrimiento no ha sido dirimida ni concluida en forma alguna, pues si hay algún punto en el Oeste de Puerto Rico donde todo parece indicar que no fue allí donde fondeó la real armada descubridora, ese es precisamente el litoral de Aguada, que en cinco siglos raras veces ha sido utilizado como puerto, precisamente por lo poco apropiado que és, mientras que, por otra parte, la preponderancia de la evidencia tiende a establecer, cada vez con mayor certeza, que ello ocurrió en la Ensenada de Mayagüez, en algún punto del extenso litoral que hoy corresponde a las jurisdicciones de los municipios de Rincón, Añasco y Mayagüez.

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