El party del oro

Celebración en la final de baloncestoLos muchachos cumplieron. Ganaron la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez 2010. Lo hicieron sin un tropezón mayor aunque en el último parcial por poco nos dan una bofetá.

La fiesta comenzó temprano. Ya a las cinco de la tarde una fila ancha de fanáticos abrazaba el Palacio de los Deportes de Mayagüez. Entrar era la misión. Tanto que a muchos les tomó al menos cinco horas y lo lograron cuando iba a empezar la segunda mitad del partido. Pero en el proceso aquello era un party.

Por el oro en baloncestoVuvuzelas, chicharras, pitos, palos de esos inflables que se golpean y alborotan. Salsa, reguetón y bachata a to’ jendel por las bocinas. Neveritas con refrigerios. Desechos de publicidad por cada rincón y sus sobras rodaban por el suelo. Las boricuas, ponga usted la edad, andaban filoteás. Listas pa’ la celebración. Desde la doña con las bembas rojas y el perfumón, hasta la jeva con shores más apretaos que la plata de Culson. Había familias enteras: niños, papá, mamá y abuelo o abuela. Por supuesto que abundaban los boricuazos. Cacos y rockeros hombro con hombro. Cocolos que mirábamos a la Concha Acústica Frankie Ruiz con reverencia. Todos los boricuas ready pa’ el oro. Todos ready pa’ la brega de entrar a la cancha.

Frente a la entrada principal, Coco revendía boletos. Lo detuve y le pregunté:

Por el oro en baloncesto“Broder, ¿tú de verdad vendes alguna entrada de esas?”

Se rió.

“Papi, hoy na’ má he vendío como 30 entre los 40 y los 50 pesos. Y en el juego en San Germán se vendieron cinco a una sola persona… a cien pesitos cada una.”

En la entrada VIP me topé con dos cocolos agitaos. Sucio difícil. Uno de ellos tenía una t shirt anaranjada con una conga en el pecho y la palabra salsa en los colores de la monoestrellada. Miró mi carnet de prensa y refunfuñó.

“Tú tampoco puedes entrar papá… pero total nosotros gastamos más que cualquiera de los que entra gratis”, balbuceó.

Adentro, más fiesta y confianza. Filas largas pa’ comprar el hamberguer, el palo o pa’ jugar Pega 3. Lo mismo pa’l baño y pa’ comprarse una camisita. Cada vez que el anunciante informaba de alguna medalla boricua en otra disciplina, aquello era el descontrol. Gritería porque tenía que haberla.

Durante el partido fue igual. Cada vez que Omar Quintero, el mexicano que intercambió gaznatás con Arroyo entraba o salía de la cancha la gente lo abucheaba o le gritaba “Coge bofetá, coge bofetá…”

Por el oro en baloncestoLa primera parte terminó con los 12 magníficos arriba por 12 puntos. El oro era inminente. Tanto, que Carlitos Arroyo decidió jugar yola de fantasia en varios momentos de la segunda mitad, yo la cojo, yo la tiro con un un movimiento fancy… aunque el juego no esté seguro.

El último parcial cada equipo lo jugó con el flow de su himno nacional. Los mexicanos al grito de guerra. Los boricuas en arrullos plácidos y olas a sus pies. Por poco las olas se nos van al cuello, pero a son de tiros libres de último momento aguantamos las tripletas de México.

Ganamos. Explotó el Palacio. Subió aún más el volumen de la fiesta. Los mayores seguro recordaban la Gloria de los Dalmau y los Quijote. Los jóvenes tomaban fotos y videos de Barea y Arroyo. Los chiquitines aplaudían al nuevo héroe Renaldo Balkman. Todos con ese fervor nacional boricua que dura un poco más allá de la chicharra final del deporte de turno.

Los muchachos cumplieron. Ganamos oro en Mayagüez 2010. Así tenía que ser.


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